
El desafío de ser líderes positivos recién comienza al reinsertarse nuevamente a la vida profesional, es allí donde están los casos reales a resolver, negociaciones que realizar, innovaciones que implementar. Es el ranking personal que solo acaba con el último suspiro del alma. Ser profesionales educados en Latinoamérica es un gran compromiso del que muchos colegas nunca se enteran, o evitan hacerlo. Pensar en mejorar “mi carrera” o “mi familia”, de ninguna manera es incorrecto. El inconveniente “nace” cuando solo busco mejorar “mi futuro”, sin tener en cuenta aquellos que esperan ser beneficiados con la externalidad positiva de nuestra educación, o olvido devolver la ayuda a aquellos que nos apoyaron desinteresadamente a llegar donde hoy estamos.
Estoy seguro de que el camino a ser un líder positivo no será fácil, pero también estoy seguro que disfrutaré del proceso como las demás etapas que me tocaron vivír. Es el comienzo de un mundo de decisiones profesionales que tomar y valores personales que defender. Inicia el compromiso a cumplir, con mi familia, con mis creencias, con mis sueños.
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