martes, 24 de mayo de 2011

El desafío de ser líderes positivos.

Es una gran emoción culminar estudios. No importa el grado o la especialidad. Es reconfortante superar etapas y mirar atrás el duro camino recorrido con éxito. Muchas veces, solo nos concentramos en el esfuerzo y la incomodidad al ir cuesta arriba para alcanzar un objetivo, sin embargo es esta la experiencia que se valora y recuerda hasta con cierta melancolía. Es el titulo alcanzado un detalle que reconoce el esfuerzo, sin embargo es el proceso de preparación el que nos enriquece y trasforma en mejores profesionales y Dios quiera, también en mejores personas. Estoy seguro que una carrera profesional puede ser cambiada con estudios de MBA, pero dudo que unos estudios de MBA pueda cambiar el tipo de liderazgo que tiene un profesional.

El desafío de ser líderes positivos recién comienza al reinsertarse nuevamente a la vida profesional, es allí donde están los casos reales a resolver, negociaciones que realizar, innovaciones que implementar. Es el ranking personal que solo acaba con el último suspiro del alma. Ser profesionales educados en Latinoamérica es un gran compromiso del que muchos colegas nunca se enteran, o evitan hacerlo. Pensar en mejorar “mi carrera” o “mi familia”, de ninguna manera es incorrecto. El inconveniente “nace” cuando solo busco mejorar “mi futuro”, sin tener en cuenta aquellos que esperan ser beneficiados con la externalidad positiva de nuestra educación, o olvido devolver la ayuda a aquellos que nos apoyaron desinteresadamente a llegar donde hoy estamos.


Estoy seguro de que el camino a ser un líder positivo no será fácil, pero también estoy seguro que disfrutaré del proceso como las demás etapas que me tocaron vivír. Es el comienzo de un mundo de decisiones profesionales que tomar y valores personales que defender. Inicia el compromiso a cumplir, con mi familia, con mis creencias, con mis sueños. 

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