jueves, 27 de junio de 2013

No sabía a donde iba, pero sabía lo que quería.


Hoy he conocido a Roberto Orta en Seattle - Washington. Me contó muy poco de su vida, pero mucho de sus triunfos. Es un Mexicano, tiene aproximadamente 50 años, no sabía mas que leer y escribir cuando cruzo el Rio Bravo en Nuevo Laredo Tamupilas. El proviene del estado de Guanajuato, del centro de Mexico y durante tres horas me contó la travesía de su vida desde hace 30 años. Le pedí para tomarnos una foto, pero me dijo que los recuerdos de la mente son lo que nunca se olvidan. Al terminar nuestra conversación le escribí la dirección de mi blog y le dije escribiría sobre su exitosa historia de vida. 

Proviene de una familia probablemente humilde, el es el número dieciséis de diecisiete hermanos, su padre lo amaba mucho pero lamentablemente lo golpeaba y es por eso que el decidió escapar de su hogar. Hace 30 años fue hasta Nuevo Laredo (La Frontera), en donde pago todo el dinero que tenía, $ 800 pesos Mexicanos, como US$ 60 a la fecha para que lo "ayuden" a cruzar a los Estados Unidos. Las personas que lo "recibieron" allí le pidieron que les entregue toda su ropa, lo subieron a un bote pequeñito, que tenía cuerdas amarradas de ambos lados del rio.

Estirando estas cuerdas supuestamente lo harían cruzar, estaba solo, casi desnudo (en calzoncillos) y lo empezaron a estirar hasta el medio del Río Bravo, para cruzar al otro lado (EEUU). El además de ser solo un adolescente, estaba completamente indefenso. Miraba a ambos lados, estaba nublado, el viento estaba fuerte, tenía frío y solo podía ver siluetas de un lado y del otro del río. Llego un momento en el que ya no sintió que iba para ningún lado, la persona a la que el había dado todo su dinero, su ropa y su esperanza hizo una señal hacia el otro lado del río señalando como que ya no tire más. Cortaron la soga y el caudal del Rio sería el que dictaría el futuro de su vida. Se dio cuenta de que cada vez era más fuerte la corriente y se lanzo al agua, nado hasta que vio en la costa de EEUU que lo esperaban unos Policias, con sus sombreros tipo Texanos, tuvo la opción de volver nadando hasta la costa de Mexico, pero decidió entregarse ya que su sueño era llegar a los Estados Unidos y si así era como tenían que recibirlo, pues así llegaría.


El policía luego de ver sus ojos de niño y tener cierta compasión de el, le entrego algo para que se cubra y le pregunto: A donde vas? el con su inocencia pero picardía de niño le respondió, A donde "iba" querrás decir? el policía lo miro de reojo y le sonrío. Le invito su almuerzo a lo que el llamó "Su primera American Cheeseburger". Roberto preguntó al policía si que pasaría de el y este le respondió que no lo podría deportar, puesto que era menor de edad, Roberto sonrió. Lo dejaron en un albergue, ni siquiera llego la noche y el ya se escapo. Fue en Tren hasta San Antonio y de allí luego fue hasta Minnesotta, se caso y tuvo un hijo con una Siciliana de Italia. Se separó de ella hace aproximadamente 15 años y de ahí fue hasta Seattle (Donde lo conocí). Trabaja manejando grúas aéreas que construyen edificios, tiene todos sus papeles en regla, una casa en un bello barrio de Seattle y gana $75 la hora, como $15mil al mes. Además trabaja los sábados y domingos en su propia compañía de construcción. El dice que en unos años más se dedicará 100% a su compañía y dará trabajo a mucha gente más y así devolverá al mundo lo que este le regaló.

Roberto es un hombre de Dios, aunque en repetidas veces mencionó que  no existía ni Dios ni Demonio, sin embargo el es un ejemplo para mi, puesto que aunque no sabía a donde iba, el sabía perfectamente lo que quería. El quería salir adelante, demostrar/demostrarse que si podía salir adelante sin importar lo que digan los demás. El no tenía educación, pero con su esfuerzo y dedicación hoy es un ciudadano Norteamericano, paga sus impuestos, vota y me cuenta con lagrimas en sus ojos lo duro que fue su vida. Tuvo que salir de Mexico porque allí mandan los ricos, y ellos ni siquiera saben lo que es hambre, porque hace tiempo que comen antes de sentirla.

Roberto Orta de Guanajuato-Mexico me ha enseñado que no importa lo que hoy tengas, lo que importa es que haces con lo que tienes y donde esperas llegar con eso. 

Pd: Hace tiempo traigo un Rosario colgado en mi cuello que me lo regalo un gran amigo, sin embargo al hablar con el me di cuenta que ese Rosario ya no me pertenecía a mi, sino que debía entregárselo a el.